Modelo de la dinámica del proceso de promoción de salud frente al maltrato infantil
En la actualidad el conocimiento y sistematicidad de los avances científicos y tecnológicos no se corresponden con los altos índices de violencia que se dan en las relaciones sociales. La violencia es un daño a la salud que frecuentemente se oculta tras una apariencia de normalidad y puede presentarse en todas las instituciones sociales. Si se produce en la familia repercute de forma desfavorable en la formación del menor por ser el hogar la primera y principal escuela en la preparación de todos sus miembros.
En un contexto globalizador que genera continuos cambios, se transforman las relaciones familiares y de género en múltiples campos, se de/contruyen tipos, configuraciones, patrones y estrategias familiares. Ello hace emerger la polémica acerca de la crisis de la familia, a escala mundial. Sin embargo, lo que está en crisis son los modelos tradicionales de familia asentados en la cultura patriarcal y su repercusión en las políticas públicas. Desde esta perspectiva es replanteado el mapa familiar cubano, caracterizado por la complejidad y diversidad crecientes.(1)
Una de las expresiones más destructivas de la violencia en general y que provoca conflictos familiares severos, es el maltrato a los niños; al considerarse por la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud(2) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia(3) como una prioridad y un problema universal de salud. Estas instituciones consideran que la acción de los servicios de salud es fundamental para la prevención del maltrato infantil. En los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en otras políticas se reconoce a escala mundial y nacional la necesidad de un enfoque de los procesos de promoción de salud y su relación con los determinantes sociales para hacer frente a los riesgos. Todas las actividades que se planifiquen requieren de una acción facilitadora a escala nacional a través de organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales para lograr su efectividad.(4) Para el logro de la disminución de la mortalidad infantil y mejorar la calidad de vida de los niños, se necesita de este enfoque. La integralidad de las políticas de la infancia debe ser un objetivo importante en este milenio, al considerar el maltrato infantil como problema de salud y social importante.(5)
En la actualidad, se considera esencial en la definición de violencia su comprensión como proceso basado en el desequilibrio de poder que reporta daños a víctimas, victimarios y a las familias en su conjunto, vistas como sistema relacional. Esta definición enfatiza no solo en el acto violento en sí, sino también en la omisión, discriminación, rechazo u otras formas que tienen un carácter intencional y que a diferencia de la violencia como fenómeno social se enmarca en el contexto de las relaciones familiares. Se comprenden los diferentes daños que provoca no solo para las víctimas sino también para quien ejecuta la violencia, vulnerando los derechos humanos del otro(a). Tiene un carácter circular y genera desequilibrio en las relaciones de poder que se establecen.(1)
La promoción de salud es una actividad del ámbito social y de la salud, y no un servicio médico curativo. La estrategia mundial de promoción de salud, lanzada en Ottawa en 1986, se refiere en esencia a un proceso de habilitar a las personas para que controlen más su salud y la mejoren. Esta estrategia reconoce especialmente el papel dominante de la influencia del ambiente en el comportamiento humano, ello relacionado con la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades y lesiones,(6) pero para implementarse se requiere que los profesionales de la salud estén firmemente integrados a la voluntad política de cada país. Con la promoción de salud se aspira a empoderar a las personas y a las comunidades para que ellas se hagan cargo de su salud, aprendiendo a controlar los factores que inciden en ella. Al mismo tiempo permite ver los retos, no solo como problemas sino como una posibilidad de transformación.(7)
Cuba es signataria de la Convención Internacional de los Derechos del Niño,(8)aprobada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989. Lo anterior justifica, de conjunto con la intencionalidad histórica de su gobierno revolucionario, las importantes transformaciones y logros relacionados con esta temática en la educación, la salud y el marco legal que la refrenda. Esto implica que para afrontar cualquier acción necesaria ante el abuso infantil existe voluntad política para defender los derechos del niño, protegerlo y cuidarlo.
La Constitución de la República,(9) aprobada en 1976, reconoce en la familia la célula fundamental de la sociedad y le atribuye responsabilidades y funciones esenciales en la educación y formación de las nuevas generaciones. El 28 de junio de 1978 se aprueba también como texto novedoso y garantía de los derechos de los niños y jóvenes, el Código de la Niñez y la Juventud,(10) el cual norma la participación de los niños y jóvenes menores de treinta años en la construcción de la nueva sociedad y establece las obligaciones de las personas, organismos e instituciones que intervienen en su educación.(2,11,12)
Los sistemas de salud actuales deben asumirse como sistemas sociales y culturales, al responder con las políticas públicas, determinantes sociales y la determinación social en la salud a la hora de rediseñar estrategias e intervenciones que busquen una mejor promoción, prevención de la enfermedad y participación social de la población en favor de la salud colectiva.(13)
La modelación de la dinámica del proceso de promoción de salud frente al maltrato infantil en la familia, posibilitó revelar como regularidad esencial la integración de la práctica habilitadora de promoción de salud frente al maltrato infantil en la familia y el desarrollo de la cultura para la defensa de los derechos de los niños, a través de la sistematización de la asertividad en las relaciones con el niño en la familia. Ello sustentará la elaboración, en un segundo momento, de la estrategia de promoción de salud frente al maltrato infantil en la familia como constructo práctico del modelo.
Niveles de sistematización de la asertividad en las relaciones con el niño en la familia.
La sistematización de la asertividad en las relaciones con el niño en la familia constituye el eje sistematizador de la dinámica como la relación esencial que condiciona el movimiento y transformación del objeto (figura 2). El proceso es dinamizado por las relaciones dialécticas entre percepción del maltrato infantil en la familia y apropiación del contenido de la educación asertiva del niño en la familia y entre la proyección del proceso promoción de salud frente al maltrato infantil en la familia y la educación del niño en la familia. Se lleva a cabo en la práctica habilitadora de promoción de salud frente al maltrato infantil en la familia, con la intención de desarrollar la cultura para la defensa de los derechos de los niños.
La sistematización de la asertividad de las relaciones con el niño en la familia, constituye el eje que permite integrar la dimensión cultural y práctica, relacionar las actividades educativas de construcción de nuevos conocimientos con las prácticas de sistematización de experiencia, en una dinámica de desarrollo en espiral.
La sistematización de la asertividad en las relaciones con el niño en la familia, permite integrar lo particular de la experiencia del maltrato infantil del niño en la comunidad con lo universal de la cultura sobre la protección de los derechos del niño.
La sistematización de experiencias sobre la educación asertiva del niño en la familia, atraviesa por diferentes estadios, en los cuales se van alcanzando niveles superiores de sistematización de la asertividad en las relaciones con el niño en la familia: pre-contemplación, contemplación, acción y mantenimiento. En el nivel pre-contemplativo, los actores conviven con el maltrato sin tener percepción de que ellos mismos maltratadores, víctimas o testigos pasivos.
En el nivel contemplación los sujetos son capaces de reconocer las manifestaciones de maltrato, los factores de riesgo y protectores, así como la necesidad de cambiar los estilos en las relaciones que se dan en la familia. La capacidad para reconocer el maltrato infantil en la familia depende del conocimiento que posee el observador con respecto al estado físico de un niño, al comportamiento infantil normal, a las formas de maltrato infantil en la familia y a los factores que lo condicionan.
En el nivel de actuación se producen cambios conscientes en la actuación de los sujetos, que se caracteriza por el estilo asertivo en sus relaciones interpersonales. En los niños la actuación se caracteriza por que hacen respetar sus derechos, expresan sus opiniones y toman determinadas decisiones con relación a su formación, para evitar ser maltratados consciente o inconscientemente. En el nivel de mantenimiento los sujetos ya han conseguido establecer un estilo asertivo en las relaciones con los niños en la familia, que garanticen la protección de sus derechos y utilizan estrategias concretas que ha hecho propias a partir de lo aprendido y de sus experiencias y es capaz de evitar que se produzcan nuevas manifestaciones de maltrato infantil en la familia.
Los médicos de la familia, los pediatras y demás profesionales de la salud, desempeñan un papel determinante en la actuación frente al maltrato infantil en la familia. Particularmente a los médicos de la familia y los pediatras corresponde la detección, notificación, valoración, intervención y seguimiento de los casos de maltrato infantil detectados. La detección se refiere al reconocimiento o identificación del caso de maltrato o del riesgo que ocurra, debe ser lo más precoz posible. Para facilitar la detección, comunicación y denuncia por parte de los ciudadanos, se deben realizar actividades educativas sobre el maltrato infantil en la familia y sus formas, así como, sobre los derechos del niño. La notificación se refiere a la transmisión o traslado de la información, a las autoridades competentes.
En el caso concreto de la presente investigación, el proceso de detección, notificación, valoración, intervención y seguimiento de los casos de maltrato infantil en la familia se realiza en una consulta especializada, se interconsulta los casos remitidos por el médico de la familia, el grupo de redes sociales de apoyo y los casos informados por los especialistas que componen el Programa de Atención Materno Infantil del Policlínico (figura 3).
En esta consulta especializada se interroga al representante del niño y al niño, y se examina de forma exhaustiva a éste; después de llegar a un diagnóstico se determina la acción a seguir. Generalmente se valora en conjunto entre: el psicólogo, el trabajador social, el médico de familia y el grupo de redes sociales de apoyo para su seguimiento, en casos extremos, se remite al hospital para la atención por los especialistas de los servicios de urgencias. A su vez, estos casos se informan al responsable del Programa de Atención Materno Infantil y se les da seguimiento.
MsC. Grisel María Alonso Gutiérrez
Policlínico Universitario "Belkis Sotomayor Álvarez"
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